domingo, 15 de mayo de 2011

Aceptación de uno mismo.

En fin, la de vueltas que da la vida, ¿eh? Pues no tantas, amigos, no tantas...







 Sobretodo para la gente que está continuamente llamando la atención... y no me refiero a mí mismo, aunque admito que en ocasiones, como a todo el mundo, me gusta ser el centro de las miradas... la persona de la que todo el mundo depende durante escasos segundos, pero eso no es de lo que voy a hablar. Esas personas que necesitas ser siempre el centro de atención, ésos a los que todo el mundo mire a cada instante... ésos que necesitan saber que existen por algo más que por ellos mismos. Frágiles como terrones de azúcar, por supuesto estos... "seres", por llamarlos de alguna forma, también salen mal parados de eso que ellos mismos provocan, pues ser el centro del mundo requiere unos sacrificios y unos derechos vulnerados, sin embargo para éstos, eso es una pequeñísima parte comparado con el cargo de conciencia que llevan encima... ¿por qué? Por la razón que sea. No son capaces de permanecer solos, y ello provoca ansiedad, fatiga, mareos... y demás efectos secundarios de la soledad. Son "personas" que no saben afrontar el estar consigo mismos y ello les provoca el tener que estar siempre rodeados de gente. Cuando ven que empieza a desaparecer esa gente, notan cómo empiezan a delirar, como sus acciones se vuelven más y más "a la desesperada" y cómo, finalmente, acaban perdiendo la cordura. ¿Por qué? Porque no se aceptan a ellos mismos.

Para los demás, para aquellos que sí podáis vivir en comunión y armonía con vuestro YO interior... os felicito. Aunque vosotros, o por lo menos si no un total una mayor parte, no hayáis tenido dificultades para miraros al espejo y decir "Sí, este/a soy yo.", hay también unos pocos que, por la razón que fuese, han pasado dificultades en sus vidas, y les ha costado más aceptarse a sí mismos... pero al final lo han hecho. Porque lo que importa no es que los demás te acepten, es que te aceptes . Si no haces eso... es como el respeto. Si no respetas a tu cuerpo, nadie lo hará. Os puede parecer una tontería, pero pensar en el típico payasete de clase... ése que se auto-degrada para sacar gracietas tontas que sólo le llevan a una humillación inútil. Hay que saber reírse de uno mismo, pero jamás hay que humillarse ante uno mismo. 

Y bueno, retomando el tema (que siempre se me va en dar detalles), hay que saber saber convivir con tu propia identidad, y aceptar cada ápice de tu propia identidad. Si, en algún momento, notas algo en tu conducta que no te parece bien, cámbialo. ¿Así de simple? Bueno, siempre se ha dicho que el hombre puede transformar lo difícil en fácil y lo fácil... en imposible. Pero para algo está eso a lo que llaman "retos", ¿no? ¡Sal ahí fuera y demuestra quién es realmente feliz con lo que es! Aceptarse a uno mismo no quiere decir que te guste todo en ti y no quieras cambiar nada, no. O bueno, por lo menos para mí no. Para mí, aceptarse a uno mismo es, simplemente, ser feliz con lo que eres. Si hay algo en ti     que te disgusta... acéptalo, porque si no lo aceptas, luego no servirá de nada lo que hagas, y, posteriormente ya estés a gusto con la totalidad de tu ser, decide si realmente es necesario cambiar eso que te preocupa.... porque, creáisme o no, muchas veces es cuestión de mentalizarse... porque por cualquier mala experiencia, pues uno ya cree que "tiene pocas luces", o que "le sobran unos quilos", o que "estaría mejor muerto" (clara referencia a un humor poco presente en este escrito), y cuando te aceptas... pues ves que eso que tantíisimo te preocupaba, era sólo una paranoia, una perversión de la realidad creada por cualquier traspiés... como consejo que os doy, hacer todo lo que podáis para estar en equilibrio con vuestro YO interior... es lo único que os salvará de odiaros a vosotros mismos y... bueno, tener un final poco digno de un lector de nuestro Blog. 


Así que ya sabéis, sea lo que sea que os atormente, aceptarlo, la vida es así, tiene sus cosas buenas, sus cosas malas... es más simple de lo que pensáis. Si realmente conseguís daros cuenta de que eso que os molestaba tanto no era más que una tontería, algo absurdo, podréis daros por muy satisfechos, pues habréis conseguido la armonía que os faltaba con vuestro cuerpo... 




el perfecto equilibrio.



Ya sabéis que esto es pura opinión, y si tenéis una opinión sobre mi opinión, me alegro, porque querrá decir que tenemos lectores con criterio. Espero, como siempre, que os haya encantado este texto sobre otro de tantos temas que, si el tiempo me deja, compartiré con vosotros. Ale, a disfrutar de la tarde que ya no llueve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario