sábado, 29 de junio de 2013

Suspiros...

Como olas en el mar, 
suspiros, suspiros sin parar.
Como el viento en la mañana,
suspiros, suspiros que vienen
y suspiros que van.


Como la luz tenue de la vela durmiente, como la tenue oscuridad que queda en el ambiente cuando el verano azota, remueve las almas con su energía y no hay calma, la claridad se vuelve filosofía y no hay vuelta atrás, las situaciones cambian y las personas se marchan, los que estaban se van y no retornan, pero el recuerdo del sentimiento es más fuerte que cualquier objeto, pues la emoción, guiada y extenuada por el tiempo de la vida, es transportada junto al dueño del objeto de deseo, que viaja tranquilo y sin apuro, pues el camino que le espera es duro, y sin embargo, sin ceder ante las rupturas del pensamiento y sin esperarse ni un momento, agita su conciencia y se vuelve, magistralmente, contra aquello que le sigue: El recuerdo de su propio conocimiento.


Pues el viaje es largo pero el camino es corto, los baches son profundos hoyos. Pero la vida, la verdadera vida, no es más que el tránsito de la nada a la nada, habiendo pasado por ser cualquier cosa, pero sin dejar de ser, en lo común total, nada más que algo, que algo que pareció que iba a ser, pero que al final, se quedó sin ser... nada.

martes, 16 de abril de 2013

Libertad seductora.

Hoy os deleitaré con un texto que escribí hace un tiempo sobre una "libertad seductora" que trata, como era de esperar, de una mujer. Dice así:


La libertad... ¿quién no ha pensado nunca en ella? Es algo a lo que cualquier librepensador aspira, es algo que todos necesitamos sentir que tenemos. Sentimos la necesidad de saber que estamos haciendo lo que estamos haciendo porque queremos hacerlo y no porque nadie ni nada nos obliga (eso en todo caso quedaría en segundo plano). Sin embargo, ¿es la nuestra una libertad real? ¿O nos limitamos a hacernos creer a nosotros mismos que somos libres para no tener que pensar o razonar más allá de lo impuesto?

Es interesante, ¿no? Pero aún más interesante es la mezcla del Amor y la Libertad...

martes, 2 de abril de 2013

Dijo Carles a su libreta:

Con la clarividencia de saber que mi forma de ver el mundo irá cambiando junto a mi manera de pensar, es casi una obligación para conmigo mismo, dejar constancia de los sentimientos y pensamientos que se van precipitando en el pasado y podrían verse condenados a desaparecer en la nada del olvido.

Así pues, cada texto que escribo, es una parte fundamental de la red de "trampa luminosa" en la que ha de caer mi cerebro dentro de un tiempo, cuando vuelva a leer todo ésto.

Por fin una reminiscencia del yo, una resurrección de una parte de mi que fue sepultada por el peso de los acontecimientos, llevándome al autoengaño, ya que creería que sigo siendo yo aun habiendo cambiado (obviamente uno no deja de ser uno mismo por mucho que cambie) , pero si no sé con la suficiente certeza qué tenía en la cabeza con 15 o 16 años, puedo decir que mis experiencias anteriores sólo dejaron mella en mi subconsciente y consecuentemente en mi conducta, dejando de esa parte de mi solo una historia sin datos oficiales, bajo el yugo de las nuevas opiniones y atrapada en una falsa ataraxia. No estoy dispuesto a olvidarme. Por tanto, mi conclusión es: nunca dejes de escribir. 

Carles Vera

He aquí, ante nosotros, un fiel seguidor (¿será el único?) que ha decidido alquilarse una vivienda en nuestra hermosa ciudad dormida. Os animo a hacer lo mismo, hay muchos pisos vacios, y no porque los haya expropiado el banco, sino porque hace tiempo que ni un alma habita en ellos. Animaos, y puede que entre todos consigamos que esta ciudad despierte. O al menos, que nosotros mismos despertemos de este sueño. O de esta pesadilla.

martes, 18 de diciembre de 2012

Encerrado en la mente de otro.

Bien, lo primero de todo aclarar que la historia que os voy  a contar a continuación la escribí probando una táctica extraña de escritura y sueño, y con intención de presentarla para mi representación de Psicología, por lo tanto hay unos términos que tendré que explicaros (de la mano de Wikipedia) de antemano. También aconsejo la lectura comprensiva, poco a poco e imaginando bien la escena, pues así disfrutaréis más de la historia. 

Terminología Específica:


Trastorno de Identidad Disociativo, más (o también) conocido como "trastorno de la doble personalidad". Es un diagnóstico controvertido descrito como la existencia de dos o más identidades personales en un sólo individuo, cada una con su propio patrón de percibir y actuar con el ambiente. Para que sea considerado este trastorno, al menos dos de estas personalidades deben tomar el control del individuo de forma rutinaria.

Paranoia.
La Paranoia es un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes, en la que se pueden agrupar diversos tipos de sensaciones. La más común es la Manía Persecutoria, que trata de que el afectado siente una angustia insoportable por estar siendo perseguido por fuerzas incontrolables, que pueden ser toda clase de alucinaciones que le infunden temor e inseguridad.

Esquizofrenia.
La Esquizofrenia es un diagnóstico psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos mentales crónicos,caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. Además, causa una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente en la conciencia de la realidad.


Y ahora que sabéis un poco de qué va cada trastorno, os dejo con el texto:


Un hombre uniformado entra en una de las habitaciones del hospital psiquiátrico. Él era un famosete psicólogo cognitivista (de los que estudian la mente del cliente para encontrar una solución a sus problemas), que se había ganado cierto respeto por haber curado varios trastornos psiquiátricos estudiando los razonamientos y el lenguaje de sus clientes, y aplicando una serie de terapias que se volvían revolucionarias ante las demás conocidas.
Cuando entró, se vio abordado por la plena oscuridad del cuarto. En el momento en que se dispuso a encender la luz, una voz le sobresaltó desde una esquina de aquel cuarto.

T-> Terapeuta
C-> Cliente


C-- ¿Quién es usted?
T-- Soy el Terapeuta que han enviado, vengo a ayudarle.
C-- Entre y cierre. Sólo entonces hablaré. No encienda la luz.
T-- Por mi seguridad preferiría sí hacerlo.
C-- Pero por su reputación, no.
T-- ¿Por mi reputación? ¿Qué sabe usted de mí?
C-- Entre y cierre.
Tras meditar unos segundos, el Terapeuta accede.
T-- Está bien.

(v Click a Ver más para adentrarte en la historia v)

lunes, 10 de diciembre de 2012

Otra noche más. #2

1ª Parte -> ( Otra noche más #1 )

Tras salir de mi cuarto y ver mi casa, viajamos hasta un parque que había cerca del lugar. Era un parque grande, sin embargo no solía haber mucha gente. Ahora parece ser que sentarse a pensar a la sombra de un árbol es perder el tiempo. 

Parece que nuestra cultura se basa en no perder el tiempo... ¿pero qué hacemos cuando trabajamos? ¿No es acaso, la que parece la única provechosa, la mayor de las formas de perder el tiempo? ¡Trabajamos para comprar nuestra libertad, nuestro tiempo! ¡Para coger vacaciones! ¡Para poder comer! Y, sobretodo, para darle un sentido a nuestra vida. Así es, ¿por qué si no cuando una persona pierde el empleo, a los pocos meses empieza a deprimirse? ¡Nos han enseñado que sin empleo no valemos nada¿Vida? Eso es algo que ya no tiene valor. Hoy en día la vida no es más que una deuda con todo el mundo que no saldas ni siquiera con la muerte. ¿Cómo va a haber tiempo para sentarte y disfrutar de una brisa fresca mientras le debes tu vida a tus padres, tu casa a tu banco, tu trabajo a tu jefe, tus estudios al estado, tu libertad a la sociedad, tu seguridad a la justicia y tus conocimientos a aquél que te los enseñó? 


Llegamos al parque y nos sentamos en un banco, ella estaba bastante enfadada conmigo pero, ¿qué podía hacer yo? Me encuentro indefenso ante sus ataques, aunque parezca que la puedo engañar... sólo me estoy engañando a mí mismo.

-- ¿Sigues enfadada conmigo? -le dije, para romper un poco la tensión-.
-- Yo no me enfado, yo te enseño lo que haces y tú eres el que se aflige por ende. 
-- ¡Pero eres tú la que me gritas, la que me dices que lo hago todo mal y me echas la bronca!
-- O quizá eres tú el que siente ese trato. 
-- Eso es ridículo. Si tú me gritas yo oigo tu voz fuerte, si te enfadas veo tu cara más amarga... 
--¿No te das cuenta? "yo oigo, yo veo". 
--Pero... claro que soy yo... el que siente lo que tú haces...
--Es verdad, sólo te estaba tomando el pelo. -me mira y se ríe a carcajadas-
--¿Cómo puedes ser así? 
--Así... ¿cómo?
-- -Totalmente irritado- Déjalo, de verdad. Hemos venido aquí para algo, dime, ¿cuál es la razón de este paseo?
-- -Vuelve a reírse a carcajadas- ¡Pues estamos apañados! Esperaba que tú me lo dijeras!
-- Yo no soy nadie para decirte nada a ti.
-- Mira, puede que al fin estemos de acuerdo en algo.
-- Hm... ¿y dónde están los otros dos? Ya sabes...
-- Pues creo que estaban esperándonos en el metro, ¿quieres que vayamos a verlos?
-- Sí, por favor. Y a ver si ellos nos pueden explicar qué hacíamos aquí.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Menos validos



¿En que se parecen un ciego, un sordo,  un manco, un tetrapléjico, un mudo, un síndrome de Down o un parapléjico? Y no, no es un chiste, es una pregunta seria.
Y es que al visualizar estas palabras, de inmediato nos pasan por las mientes conceptos tales como discapacidad, deficiencia o minusvalía. Palabras fuertemente arraigadas en nuestro lenguaje cotidiano. Sin ir más lejos, la gente, una vez alcanzado el punto denominado: “estoy hasta los huevos de encontrar un sitio para aparcar el coche”, llega en ocasiones al recurso de hacerlo en una plaza reservada para “minusválidos”.  Lugares de similar nombre encontramos en los lavabos o pensiones públicos.  No en vano, en nuestras propias leyes jurídicas encontramos el uso de tal terminología para designar a “esas personas especiales”. Tomémonos, sin embargo, un momento para analizar tales palabras, empezando por conocer la definición de las mismas facilitadas por la OMS, a saber:
  1. Deficiencia:
“Es toda perdida o anomalía de una estructura, o función psicológica, fisiológica o anatómica.”
“Una deficiencia es toda perdida o anormalidad de un órgano o de la función propia de éste (1980-83).
  1. Discapacidad:
“Es toda restricción o ausencia  (debido a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad de la forma, o dentro del margen, que se considera normal para un ser humano”. Para la OMS. Vendría a ser la consecuencia que la deficiencia produce en la persona.
  1. Minusvalía:
 “Es una situación de desventaja para un individuo determinado,  de una deficiencia o de una discapacidad, que limita o impide el desarrollo de un rol que es normal en su caso, en función de la edad, sexo y factores culturales y sociales.”

Ahora bien, me gustaría resaltar aquello de “…que se considera normal para el ser humano”. Porque, sinceramente ¿Qué consideramos como tal? Si querer extenderme en este tema para profundizar más en una próxima ocasión, intentaré esbozar, a grosso modo, una posible respuesta a esta pregunta:

Partamos de la premisa de que toda sociedad, (habida o por haber) fue, es o será imperfecta. Ahora bien, para poder organizarnos y convivir en este océano de caos al cual denominamos mundo, tendemos a construir nuestras sociedades entorno a una idea, creencia o concepto perfectos. Nos encontramos, por tanto, con que estos modelos son escogidos por convenciones entre la mayoría de los integrantes de un colectivo en base a un contexto histórico, político, económico, social o cultural determinado, y por tanto, no son conceptos "verdaderos y eternos", sino subjetivos y sometidos al cambio. Además, dadas las características del ser humano, tales modelos de perfección nunca podrán ser alcanzados.
 Aceptamos, no obstante, este modelo como el estándar, "lo normal",  al ser la visión compartida por las mayorías. ¿Que ocurre, entonces cuando un colectivo dentro de una sociedad no es partícipe de esta concepción del mundo? La respuesta es simple: discriminación. Múltiples ejemplos han pasado ante los ojos del tiempo y han perdurado hasta nuestros días, como la discriminación a las mujeres, a los extranjeros y, sobre todo, a los "minusválidos", personas que, como indica el término, son "menos válidos" que las personas "normales".

jueves, 22 de noviembre de 2012

Otra noche más. #1

Otro día más que se me hacen las 2, las 3, y sigo sin poder dormirme. 

Me encontraba tranquilo, el día había transcurrido como todos últimamente: aburrido y carente de emoción. La repetición y rutina que provoca en mí el sistema educativo creo es que es un poco más hiriente que en el resto, que la asumen y hacen todo lo posible por romperla. Yo simplemente no la asumo. Quizás por eso me duela más el inexistente sentido hacia el que se dirige la humanidad en su conjunto...

Sin embargo, al pasar los minutos, las horas, mi situación se fue desviando de su finalidad, que era conciliar el sueño, y caí en una espiral de pensamientos ridículos y fechas absurdas. Parecía ser un delirio normal, de los que le dan a cualquier persona, pero entonces oí unos pasos y, a los pocos segundos, ella irrumpió en mi habitación, despotricando y alterándome de una forma que ya se estaba haciendo casual.

-¡Otra vez igual! ¿Pero es que tú no aprendes nada?
-Hombre, pues si me lo preguntas así te podría contestar que...
-¡A callar! ¿Cómo puedes ser tan grosero?
-Pero si eres tú la que ha entrado aquí perturbando mi tranquilidad...
-¿Pero qué dices? ¡Tú tranquilidad depende totalmente de mí! 
-¡Hala...! Tampoco cabe exagerar de esa forma...
-¿Exagerar? ¿Crees que preocuparme por ti es exagerar?
-A ver, creo que nos estamos confundiendo...
-¿Estás diciendo que no me preocupo por ti? ¿Es eso? ¡Encima!
-Pero, pero, ¿pero qué...?
-¡Creo que ya me ha quedado bastante claro con quién estoy hablando! ¿Sería su majestad tan amable de poder perdonar a esta humilde sirvienta que sólo intentaba ayudar?
-Vaya dramón estás haciendo de esto, de verdad.
-¡Oh! ¿Así que ahora soy actriz? ¿Y soy de Hollywood o de Culebrón?
-Yo diría que ambas -susurré casi imperceptiblemente-.
-¡Vaya! ¿Y cómo se come eso?
-Pues mira, primero le echas un poco de sal, entonces lo calientas un poco en el micro y...
-¡Déjate ya de tonterías! ¿No eres un poco mayor para estas cosas?
-¿Por qué? Vamos, dime por qué soy mayor.
-...
-Venga, di que soy mayor por mi edad. O mejor, di que soy mayor por mi madurez. ¿O quizás es porque es como me siento? Vamos, sorpréndeme.
-¿Adónde pretendes llegar con esto?
-A donde haga falta. ¿Quieres acompañarme?
-No me queda otra...