miércoles, 16 de marzo de 2011

Carguen... Apunten...


Disparen. No se oyó nada más. La voz del general resonó en el campo de batalla... pero nada más. Sus soldados le desobedecían, aún a sabiendas de que éste les ejecutaría ahí mismo por su insubordinación... pero lo que quería que hiciesen era todavía peor... ¿Matar a un hombre por proteger a sus hijos y su mujer? ¿Qué clase de personas eran? Ése, el pelotón número 37, no era justamente un pelotón que causara problemas, siempre hacían lo que se les ordenaba en un tiempo récord, por eso eran los mejores... por eso los habían elegido para ese trabajo... pero matar civiles no entraba en el trato.

-Señor, solicito permiso para hablar. - Dijo un soldado, cuyo nombre importa ya poco.
-¿En serio? -respondió burlón - soldado, ya que quiere hablar, contésteme: ¿Cuál es la norma básica de su pelotón, y gracias a la cual seguimos todos aquí?
-Em... - vaciló - Dis... disparar primero y preguntar después.
-Bien, y ahora, contésteme a esto: ¿Quiere acaso terminar el día en una caja de pino rodeado por sus compañeros?
-Pero señ...

El general Ramírez no dejo tiempo al soldado para que respondiera... una de sus reglas básicas era "si dudas, mueres" y ya la había incumplido horas atrás, en el bosque, cuando un niño-bomba casi lo aniquila por no seguir la norma básica. Y de un tiro en la frente, a 6 metros, demostró su enorme puntería, y que no le gustaban los desobedientes.

-Bien, soldados, creo que ninguno de ustedes quiere correr la misma suerte que él, ¿No es así?

Gómez, que era "el cabecilla" dentro del grupo de soldados, se giró frente al resto, les lanzó un guiño seguido de una mirada de sumisión ante la situación, se giró de nuevo frente al hombre sin camisa, y apuntó con su rifle. Sus compañeros, viendo que no había otra alternativa, le siguieron. Raro es que un general de tanta reputación como lo era Ramírez no se diera cuenta de que había un cabecilla, pues el único que manda es él.

Al caer la noche, los soldados estaban en una tienda compartida... los 9 hombres rezaban una oración por el compañero caído, mientras Ramírez hacía rato que había caído muerto de sueño a causa del vino. Los soldados se apelotonaron en un corro, intentando que de ahí saliera el mínimo ruido posible, y comenzaron una conversación que marcaría el resto de sus vidas. A la mañana siguiente, el general Ramírez era historia. Completamente eliminado. Ahora el grupo de 9 hombres, expertos en matar de cualquier forma posible, tendría que decidir qué hacer, pero como siempre, había diferencia de opiniones...

- ¡¿Pero cómo vamos a volver como si nada?! ¡No podemos hacer eso! ¡Dudo mucho que se crean que murió limpiando su arma, dado que tiene un corte en el cuello que le llega hasta la colleja!
- Pero si lo enterramos aquí, nadie tiene porqué saber la auténtica razón de su muerte... 
- ¡Pero piden informes! Y nuestro único médico está muerto... gracias a ese capullo de ahí.
- Bueno, siempre han dicho que teníamos una letra muy parecida, ¿no?
- ¿Pretendes acaso...?
- ¿Alguna idea mejor? 

Gómez se giró buscando alguna idea para no tener que volver a esa infernal barraca, porque además tenía la certeza de que les acabarían pillando... la confianza en ellos en el cuerpo era muy alta, pero últimamente el general Ramírez había dado 3 ó 4 partes de "acontecimientos" nada normales en la actitud del grupo... con lo que sabía que podían acabar fusilados... o peor... 

- Bueno... -Dijo José, uno de los pocos que nunca habían mostrado signos de insubordinación... hasta anoche- sé que suena muy "a videojuego", pero... ¿y si desertamos y nos hacemos mercenarios? No sé, a mí eso de "la vida del fugitivo" y esas cosas siempre me han llamado la atención, por eso me alisté en el ejército.
- Mmm... -Se oyó meditar a Gómez- Sinceramente... puede resultar ser entretenido y hasta divertido.

¿Que por qué esa reflexión? "Simple" :

El cabo primero de infantería Raúl Gómez Zapico se había alistado por el simple hecho de que su vida terminó por culpa de la guerra. En un día soleado de primavera-verano, paseaba con su vida entera (Su esposa, con la que llevaba casado 4 años, y a la que conoció (y desde entonces nunca la había dejado ir) a los 13 años, y su hija de 15 meses) cogida de ambas manos, cuando unos hombres les asaltaron... no sabían de dónde habían aparecido... pero 6 siluetas negras le separaron de las dos personas que más amaba y que jamás amaría... cuando vio que las intentaban separar de él, ese instinto de protección, que a todos nos invade alguna vez, le sobrecogió e intentó, a base de lo que le habían enseñado sus 10 años de full-contact, jujitsu y kung-fu, defender a su familia... pero fue en vano. Era un experto en esas tres artes marciales, y aún así, le dieron la paliza de su vida... a los 3 días, cuando despertó de un coma del que los médicos pensaban que no se recuperaría, juró sobre su corazón venganza contra todo. Contra, absolutamente, todo. Y como no había otra forma de venganza más legal y gratuita, se alistó. A los pocos meses le gustó aquello de desquitarse matando gente así porque sí, y, aunque estaba cansado de tener que obedecer siempre a todo el mundo, había encontrado un fuerte alivio para su ser en matar. En matar y en que no le dejaran hacer nada más. Esa disciplina le daba la vida. Y, poco a poco, fue tomando otra vez consciencia sobre sí mismo, y se fue haciendo menos violento. Hasta que llego el punto en el que ya no mataba por venganza, sino por diversión.




Bueno, hasta aquí la primera parte de una historia que se va a hacer... muuuy larga... hasta el punto en el que os aburriréis de entreteneros con ella :P



Espero que os haya gustado :)


(PD: Puede ser que los rangos no concuerden con la realidad, pero es que no tengo ganas de estar buscando la información y tal, ya si eso para la próxima entrada (relacionada con esta historia) aclararé rangos y corregiré si me he colado en algo... ¡Gracias por leer!)

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