lunes, 7 de marzo de 2011

OJOS DE LOBO

Tiempo estimado de lectura: 5 min.

PARTE II y III
Sentia el crujir de la nieve bajo sus pesadas botas. Recolectar leña en esa época del año era tarea ardua, por lo que le llevó gran parte de la tarde. En esta ocasión, sin embargo, se habia sentido muy incómodo mientras cortaba la madera, como estuviese permamentemente bajo la sombra de una amenaza invisible, que solo lograba intuir. En ese instante regresaba a su pequeña cabaña en los lindes del bosque. Debia darse prisa, puesto que a causa de las intensas nevadas de los últimos dias, se decidió suspender las clases en la escuela del pueblo, por lo que se vio obligado a dejar a su hija sola. Mientras atravesaba la espesura del bosque, el manojo de llaves que pendía del cinturón se desprendió de este, y fue al agacharse para recuperarlo cuando descubrió las huellas en la nieve. Eran de dos clases muy dispares. La primera de ellas se dirigian al hacia el interior del bosque, y a juzgar por el tamaño y la forma, pertenecian a las botas de un hombre, de la misma corpulencia física que la suya. Las segundas sugerian que el hombre iba en compañia de un perro de gran tamaño. Y a juzgar por la fuerza de las pisadas, el hombre tenía algún serio problema en las piernas, puesto que este avanzaba torpemente y con poca firmeza. Creia conocer a todos los hombres de la zona, pero ninguno correspondia con aquellas características, inquietandole el hecho de que una persona desconocida andase por el lugar, y mas si se tenia en cuenta que lo mas problabe era que utilizase el frondoso bosque como escondite.  Decidido a investigarlo mas tarde, se ajustó de nuevo las llaves al cinto y reanudó la marcha.
Al llegar,sonrió al ver a su hija jugueteando en el porche, pero su semblante mudo a uno de sorpresa cuando reconoció el reluciente objeto de oro que llevaba en las manos.
Se encaminó hacia ella y una vez su altura, se arrodilló y le preguntó de donde habia sacado la joya. "No lo se"- respondio la niña-" lo encontré esta mañana en el bolsillo de mi pijama".
Transcurridos unos instantes de incómodo silencio, el padre, tras evaluar si su hija mentia o no, decidió contestarle con un te creo.
La última vez que hecho de menos la pequeña joya fue aquella misma mañana, tras depositar un ramo de flores sobre la tumba de su difunta esposa, creyendo que esta se le debió caer en algún punto del bosque. Las frias lapidas del cemeterio del pueblo se ubicaban, cobigadas, a la sombra de las ruinas de un antiguo castillo. En el centro mismo de la necropolis se levantaba imponente, con el orgullo de tiempos de riqueza y prestigio ya tiempo olvidados, el viejo panteon familiar de los antiguos propietarios del aquel edificio, que con el paso de los años la naturaleza reclamó para si. Todos en la región conocian la historia del último principe que recorrío sus habitaciones. La típica historia que los ancianos de villa relatan a sus nietos junto al calor de un hoguera. Siempre fue mas dado a la practica que a la fantasia, pero la quietud de aquel lugar le recordó la fragilidad de la vida, y a la penumbra que aquellos vestigios del pasado, recuerdos de la infancia secuestraron su mente.

"La Dama de Blanco" recordó que relataba su fallecido abuelo. "La mas bella criatura que jamás pisara estas tierras. Cuentan que era hija de uno de los mas brillantes rayos de la luna, y su hermosura era tal que cualesquiera que osara mirarla quedaría prendado de sus ojos de arcoiris por siempre. El hechizo de sus pupias no entendia de miseria o nobleza, y pronto, el joven principe, heredero del reino que se extendia por estas tierras, quedó prendido por siempre de su mirada.
Viose la dama sorprendida durante el transcurso de varias semanas al recibir presentes del futuro monarca, hasta que un dia uno de estos vino en compañia de una invitación a palacio. Hija de padres cuya única riqueza consistia en su propio sudor, no tuvo mas alternativa que aceptar la proposión. El principe era un joven apuesto y galante, y todas las mujeres de la corte suspiraban por desposarse con el. Cuando ella llegó a su castillo, sus primeras impresiones al tenerla de cerca, al haberla solo contemplado en la lejanía, fueron superiores a todo cuanto imagino alguna vez llegar a sentir. Su antiguo reino, de grandes y prosperas tierras, se vio reducido en un instante a tan solo la silueta de una mujer. Una posesión incompleta, pues tan solo le pertenecia lo que sus ojos alcanzaban a ver, no asi su alma. En la villa, vivia un hombre el cual la naturaleza no quiso favorecerle en su nacimiento con el don de la hermosura. Un alma bondadosa atrapada en una carcel de carne y hueso. Una carne, todo sea dicho, de la peor calidad. Quiso el destino, contradiciendo la voluntad de la naturaleza, quizás por compasión, quizás por simpre divertimento, decidió que los padres de aquel ser deforme vivesen en la casa contigua a la de los padres de ella. Y, quizás por una logica incomprensible, la luz y la sombra de la naturaleza  se conocieron. Entre aquellos dos niños surgió una inmediata amistad que los unió para siempre.
Confirme el avance inexorrable del tiempo les hacia crecer, aquella amistad inicial pronto desencadenó hacia un sentimiento mas profundo. Ella la belleza, el un alma. Dos cuerpos distintos con un mismo fin. Ambós formaban uno solo.
Un sentimiento que a los ojos del mundo no podian compartir, y que el secreto fue la única via para mantenerlo a salvo.
La alegria del principe al haber logrado conquistar a su amada se vio pronto truncada, al percatarse de que, pese a la amabilidad con la que la ella la trataba, su corazón se hallaba lejano cuando estaba con ella, y con el tiempo, cada vez se ausentaba con mayor frecuencia del castillo. Una fria sospecha le invadió, y ordenó a uno de sus espías que la siguiera en una de sus escapadas, y fue entonces cuando el principe descubrio el motivo de sus ausencias.  Una terrible cólera se apoderó de el, en la medida que sus celos aumentaban. Su instinto de posesión hacia ella le impedian compartirla con nadie, y decidió que la única forma de que le perteneciese por completo pasaba por la muerte de aquel ser, por tanto, sin  que ella supiese que su mano andaba detras, ordenó en secreto que los guardias pusieran fin a su vida.
A la mañana siguiente llegó a los oidos de la dama que, en un claro del bosque, se encontró la vestimenta ensangrendatada que pertenecián a un ser deforme, sin hallarse el cuerpo, presuntamente devorado por los lobos de la región.
El principe creyó entonces que la dama le pertenecía al fin. Pero comprobó que lo que habia creado era justo lo contrario de esperaba lograr. Ella se mostraba cada vez mas distante, habia dejado de comer, y unas nubes grises encapótaron el arcoris de sus ojos. Al cabo de unas semanas, fue hallada por las sirvientas acostada en su lecho, una botella en su mano y una escueta nota de suicidio en la otra.
El principe comprobó con horror el resultado de su actos. Todos los habitantes de la región acudieron a la misa por su alma que se celebró en la catedral mas próxima al castillo. Los allí presentes lloraban tanto el cruel destino de la dama como el del joven principe. Todos, menos uno. Las deformidades de su cuerpo no solo eran una mera cuestion estetica, sino que también le hacían mas resistente frente a ataques, lo cual le permitió sobrevivir al intento de asesinato. Con la espada en la diestra, el aire resuelto y la muerte en su mirada, descendió con una cuerda desde una vidriera, corrió hacia el principe y antes de atravesarle de parte a parte con el acero de la blanca, le rogó a dios que alguna vez aquel principe supiera el verdadero significado del verbo amar. Y ante la costernación de toda la sala, las lagrimas resbalaban por las mejillas del ser cayendo hacia el vestido de ella, mientras abrazaba su frio cuerpo, enfilando el corredor de la muerte para reunirse con su amada, tras ser traspasado por las espadas de los guardias del principe"

Dado que era su madre quien asumia el rol de cuentacuentos, su hija no disfrutaba de uno antes de dormir desde que esta falto, y dado que no se sabia ninguno mas, tal vez volveria a contar aquella versión del mito de la bella y la bestia dos, tres, cinco veces... Así que cogió a su hija y la subió sobre sus hombros, y juntos se dirigieron al interior de la cabaña para preparar la cena. Fue una tranquila velada, hasta que el sueño les venció a ambos, y una vez la hubo arropado, se dirigió a su cama y durmió placidamente. Hasta que el sonido de dos disparos quebraron el silencio de la medianoche.

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