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¡¡OH DIOS MIO, UN NEUTRINO!! |
Como ya comenté la semana pasada, inauguramos en el blog una sección de noticias en su mayoría relacionadas con el mundo de la ciencia. Casualidades de la vida, el destino o puede que Dios (contradiciendo solo un poco el tema de la sección) la primera noticia que comentamos hoy puede ser a su vez la mas importante en los últimos últimos 100 años de la historia de la ciencia. Y es que, de confirmarse, supondría que el pilar fundamental en el cual se sustenta toda la física moderna, la Teoría de la Relatividad de Einstein, estaría equivocada.
La conocida teoría pude haber sufrido recientemente un golpe mortal, y por suerte podemos señalar a un culpable. Bueno, a uno no, a millones de ellos: los neutrinos.
Y es que al parecer estas partículas elementales podrían viajar a mayor velocidad que la luz. Los neutrinos, una partícula elemental mil millones de veces más pequeña que un átomo de hidrógeno, se forman o bien en las centrales nucleares o en el interior de las estrellas, cuando el hidrógeno se transforma en helio. Apenas reaccionan con la materia, por lo que su presencia resulta casi indetectable, y aunque billones de neutrinos atraviesan nuestros cuerpos cada segundo, debido a su débil masa, a su ausencia de carga eléctrica y de su débil interacción con la materia, pueden atravesar la Tierra de un extremo a otro sin dejar huella alguna de su paso, lo que ha obsesionado a los científicos durante casi un siglo. Y es uno de esos datos, el hecho de que posean masa, por débil que sea, lo que a priori haría imposible que superasen la velocidad de la luz, y el motivo también por el cual no podemos crear naves espaciales que alcancen esas velocidades, y es el hecho de que la energía necesaria para desplazar un objeto con masa con esa rapidez debería de ser infinita. La explicación es sencilla: a mayor velocidad de un objeto, mayor es su masa, por tanto mayor es la cantidad de energía que se consume al desplazarlo (este efecto se aprecia por ejemplo en los coches, donde a 50 Km/h consume menos que a 240). Conforme nos vamos acercando a la velocidad luz (la velocidad máxima existente en el cosmos, al menos hasta ahora) la masa de la nave aumentaría en millones. Una vez alcanzamos el límite de velocidad la masa sería en ese instante infinita y, por consiguiente, la energía que se necesitaría para desplazarla también debería ser infinita. Algo por supuesto imposible, pues se necesitaría toda la energía del cosmos para lograrlo. Por el contrario los fotones, las partículas que componen la luz, al carecer de masa si puede alcanzar los 300.000 Km/s.